Actualmente, existen en el mundo alrededor de 7.600 millones de personas y se espera que para 2030, sean cerca de 8.600 millones, de acuerdo a un informe publicado por las Naciones Unidas. Esta situación plantea una serie de desafíos, entre ellos cómo habilitar espacios para una población cada vez mayor.
El problema, presente en todo el mundo, se ha hecho más patente en aquellas ciudades que crecen precipitadamente impulsadas por su rápido desarrollo, como es el caso de Santiago, que cuenta con más de 7 millones de habitantes, de acuerdo al último Censo.
La densificación ha sido una vía para enfrentar este fenómeno, sin embargo, esta alternativa no ha estado exenta de polémicas, debido al surgimiento masivo de edificios en comunas que hasta hace unos años se desarrollaban de forma extendida, con inmuebles de baja altura.
A juicio de José Miguel Irarrázaval y Sergio Montes, ambos expertos en regeneración urbana y socios fundadores de Inmobiliaria Regenera, densificar es una solución que puede aportar calidad de vida a una ciudad y mayor sostenibilidad, siempre que sea bien entendida y ejecutada de manera orgánica, comprendiendo la realidad de cada sector.
Ambos coinciden en que lo importante es conocer bien el barrio y las personas que lo habitan, para realizar una buena planificación, que considere elementos como el número de estacionamientos, la vías de acceso, el cuidado del patrimonio, el respecto por la identidad de cada lugar, entre otros aspectos que deben ser evaluados de forma integral.
“La densificación no es algo negativo en sí, lo que puede ser muy dañino es no comprender el entorno al momento de diseñar un proyecto. Es vital procurar un buen entramado en términos urbanos, con una adecuada comunicación entre el edificio y el lugar donde se emplazará. Una construcción aislada y cerrada hacia sí misma no contribuye a mejorar un barrio”, asegura José Miguel Irarrázaval.”
LAS VENTAJAS DE UNA ADECUADA DENSIFICACIÓN
Según el Instituto Urban Land (ULI, en inglés), ONG de investigación experta en temas del suelo y urbanos, la densificación ha demostrado tener una huella ambiental limitada y permite disfrutar de mejor conectividad, facilidades, espacios abiertos e interacción social. Además, estas zonas se vuelven más productivas y generan innovación.
Para Sergio Montes, el potencial de Santiago en este sentido ha ido aumentando fuertemente, en gran medida por la mayor conectividad, impulsada por el trazado del metro, elemento clave para una buena densificación.
“Las nuevas generaciones están prefiriendo vivir en la ciudad, en lugares bien conectados, con servicios y espacios públicos, como plazas, donde los niños puedan jugar. Todo esto ha hecho que, en vez de alejarse de las zonas urbanas, como pasaba antes, las personas tiendan a volver al centro. A esto se suma la creciente inmigración, porque quienes llegan quieren habitar en lugares céntricos para tener acceso a fuentes de trabajo. Además, buscan espacios más reducidos, que sean económicamente viables”, afirma Sergio Montes
A juicio de ambos expertos, la construcción de más edificios de buena calidad en distintas comunas, mejoraría la distribución de los habitantes de la ciudad, lo que disminuiría las horas diarias invertidas en largos trayectos y la congestión vehicular. Además, estimularía el flujo de peatones por las veredas, lo que promueve el surgimiento de servicios -como almacenes, tiendas y cafés-, además de fortalecer el vínculo comunitario y la seguridad en el barrio, generando así un círculo virtuoso.